11.7.09

Esta sensualidad de ser dos
me ha embriagado el poder
-remoto motor-
de controlar el universo.

Me encargo de las manos
y te pido esparcirlas
-milagros y mentiras-
atadas a mí.

Te pido ese silencio
y me ataranta el vacío
-bullicio y aguacero-
donde no estás.

No te pido perdón
por respeto a tu derecho
a no escucharme de nuevo
esta vez.

Se me graban tus ojos
esquivos
firmes
corruptos de mis miedos.

Y nada más te doy
mi inoportuna bestialidad
de querer quererte más
por mi culpa.

Recodo infinito de la miseria
de la exitencia banal
de más palabras
que sentido.

Siento tu abrazo.